Restablecimiento de la unidad perdida entre el hombre y la naturaleza usando la afectividad como núcleo integrador de nuestros instintos, vivencias y emociones. Activación de los procesos de reparación celular y regulación de las funciones biológicas, disminuyendo así los factores de desorganización y stress de las personas. Aprender a vivir encauzando los propios
instintos puesto que nos permiten la conservación de la vida y su evolución.